miércoles, 23 de abril de 2014

Aspectos psicológicos en el aprendizaje y enseñanza del trombón IV. Aire y Flexibilidad

AIRE Y FLEXIBILIDAD


La aplicación directa de los conceptos aprendidos con el ejercicio de la vela es la de la flexibilidad. Esta, en un principio no es velocidad, ni "suavidad", ni muchos de los apelativos que se le suele dar. La flexibilidad es el trabajo que debe realizar el aire para pasar por los distintos armónicos con la menor tensión de los labios posible o el menor trabajo de los mismos. Los ejercicios de flexibilidad ayudan a fijar una cantidad de aire y tensión de los labios adecuadas para cada nota y registro. Un buen principio que debe prevalecer siempre al hacer un ejercicio de flexibilidad es el de "mínimo esfuerzo muscular, máximo uso del aire". Cada armónico requiere una cantidad de aire distinta y un estado de relajación muscular distintinto y que siempre será lo más relajado posible. Para entenderlo mejor se puede hacer el siguiente gráfico en el que figura cada nota de la 1ª posición del trombón y a la derecha el nivel de tensión en los labios.


Tensión exagerada de la musculatura facial  para cada armónico



Toda la fuerza de la musculatura facial está por encima de la necesaria para cada armónico. De esta forma es difícil y prácticamente imposible pasar de un Re o un Fa pues los labios se acaban cerrando e impiden el paso del aire. El siguiente gráfico indica la tensión justa para cada armónico.


Tensión justa para cada nota



Estos esquemas o algunos parecidos ayudan al niño a comprender uno de los aspectos (fuerza de la musculatura facial) que influye en el trabajo de la flexibilidad.

Nunca se debe producir una fuerza excesiva con los labios, porque cada vez que esto ocurre el niño lo asimilará como una forma correcta de producir el sonido. Lo que hacemos es asimilado por nuestro subconsciente, ya sea bueno o malo, pues la naturaleza de este no es analítica como lo es el consciente. Además, por mucho que el profesor explique la forma correcta de realizar un ejercicio de flexibilidad, el niño no la comprenderá hasta que lo experimente él mismo y tenga sus propias sensaciones.

El hecho de adquirir ciertas sensaciones ayuda a realizar los ejercicios correctamente. Por supuesto que estas sensaciones deben ser adecuadas; si fijamos una sensación basada en apretar o estirar los labios será perjudicial y no nos ayudará en absoluto. Nos podríamos preguntar ¿qué sensación hay que tener para realizar la flexibilidad correctamente?. Seguramente si le hiciésemos esta pregunta a varios trombonistas profesionales nos contestarían de forma diferente, pero si hacen un ejercicio de flexibilidad soplando sin el instrumento observaríamos que el proceso en todos ellos es muy parecido o exactamente igual:


1.  El aire no se corta en ningún momento.


2.  Según se producen notas más agudas aumenta la presión y consecuentemente, la velocidad del aire.

3.  Según vamos hacia notas más agudas, se realiza más fuerza en las comisuras de los labios para poder aguantar la mayor presión presión de aire.


Por lo tanto podemos llegar a algunas conclusiones objetivas sobre las sensaciones adecuadas a la hora de tocar. La imitación del proceso "fuera" del instrumento es muy valiosa y adecuada para la iniciación. Además, esta realización de los ejercicios sin el instrumento centra la atención del niño en lo que es verdaderamente importante y lo libera de las atenciones secundarias, como por ejemplo, la de coger y aguantar el peso del trombón, que suele ser bastante costoso en los niños más pequeños. 
El profesor se dará cuenta que a la mayoría de los niños les cuesta mucho conseguir una velocidad y presión del aire adecuada para trabajar sobre notas que en teoría no son muy agudas. Por eso estos ejercicios fuera del instrumento permiten al profesor, además,  tener una evaluación necesaria de hasta qué nota podrá realizar la flexibilidad el niño y fijar de esta forma un registro a trabajar y perfeccionar para, con el tiempo, ir aumentándolo progresivamente.



POSIBLE IMAGEN MENTAL APLICADA A LA FLEXIBILIDAD: El profesor puede ayudar a que el niño se esfuerce más en tirar el aire con mayor velocidad cambiando la distancia de su mano respecto al alumno. El niño debe imaginarse que tiene que llegar con el aire hasta la mano del profesor. En notas graves la mano estará más cerca de la boca y según se cambia a notas más agudas, la mano se aleja incitando al niño a tirar el aire con mayor velocidad.


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