miércoles, 30 de abril de 2014

Aspectos psicológicos en el aprendizaje y enseñanza del trombón V. Subconsciente y Consciente

CONSCIENTE Y SUBCONSCIENTE

La psicología admite que en la mayoría de los comportamientos existen unos motivos subconscientes. Miller describió 16 tipos de comportamiento no consciente, parte de los cuales son subconscientes y parte inconscientes. Según Freud, son todos aquellos instintos o impulsos primitivos que, por ser incompatibles con la consciencia no tienen cabida en ella. Estos impulsos no se discuten ni se comprenden, pero, sin embargo, influyen y gobiernan la mayor parte de la vida de las personas. 


   Entre aquellos tipos de comportamiento totalmente subconsciente podemos incluir:

- la ausencia de pensamiento o abstracción, que se produce como consecuencia de la actuación del censor o de un estado de concentración mental.

- Estímulos momentáneos desapercibidos, que operan bajo el umbral de la conciencia.

- Tipos de conducta olvidados, que pueden ser capaces de producir respuesta a pesar de no encontrarse sujetos a un recuerdo inmediato. 

- Hábitos que fueron aprendidos y que han quedado convertidos en respuestas automáticas.

- Impulsos ignorados o censurados, que no siempre se pueden distinguir de los otros tipos. 

   El subconsciente y el inconsciente elaboran también actos de la conducta motivada, como se pone de manifiesto en la Esquizofrenia. La conducta neurótica o psicótica puede surgir como consecuencia de la interferencia del subconsciente en la conducta consciente, o la intervención de un censor consciente. Lo mismo ocurre en nuestros Prejuicios, Ensueños y Mentiras y, de manera general, en toda conducta despreocupada.

   Una buena "higiene" mental puede solucionar los conflictos creados entre el consciente y el subconsciente, logrando la unidad funcional de la personalidad y, por qué no, una correcta asimilación de diversos aprendizajes.

Comportamiento consciente e inconsciente.

   Entre el pensamiento consciente y el inconsciente se pueden establecer ciertas diferencias funcionales. El consciente sigue más o menos las normas de la lógica; el inconsciente posee su propia lógica, pero desde luego, no sigue las normas silogísticas (de la lógica) de pensamiento ni las relaciones de causa a efecto con las que estamos familiarizados en la vida consciente. En el pensamiento y en el sentimiento consciente se encuentra claramente delimitado el sentido de la discriminación, mientras que en la experiencia no consciente la función crítica de la diferenciación no aparece establecida claramente: en otras palabras, dos cosas pueden parecer la misma, aunque sean diferentes. 

   El pensamiento consciente se encuentra supeditado a las normas sociales, prescindiendo de lo que esta sumisión le cueste al individuo; el pensamiento no consciente solamente respeta el bienestar psicofísico del individuo, prescindiendo de las consecuencias que tenga para los demás este comportamiento. El pensamiento consciente se encuentra gobernado por la necesidad, por el "principio del deber", mientras que el pensamiento no consciente tiene su raíz y su expresión en lo que Freud ha denominado "principio del placer". Por último, el pensamiento consciente se basa en el razonamiento y en la autoexpresión, mientras que el insconsciente se edifica sobre las emociones y se desarrolla sobre su represión.

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   Toda esta introducción, extraída de un libro de psicología, nos explica en qué consiste el comportamiento consciente e inconsciente, pero no nos explica cuál es el proceso de asimilación de conceptos conscientes por el subconsciente. En otras palabras, ¿en qué consiste el proceso por el que unos hábitos conscientes se convierten en respuestas automáticas inconscientes?. Esto, en definitiva, es lo que estamos haciendo cada vez que estudiamos un instrumento. Llegar a entender y controlar este proceso es una tarea muy compleja y en la que ni siquiera los psicólogos han conseguido ponerse de acuerdo. Pero hay algunos aspectos fundamentales que sí se pueden tener en cuenta para tal fin. El hecho de admitir estos "dos mundos" ya es un gran paso para ayudarnos a nosotros mismos en esa tarea tan difícil de adquirir respuestas inconscientes a estímulos conscientes.

   Como ya he comentado antes, en el subconsciente se almacenan los conceptos que hayamos trabajado en nuestro estudio diario. El subconsciente no entiende de ejercicios buenos o malos y no es capaz de distinguir entre un ejercicio bien o mal realizado. El subconsciente copia directamente lo que nosotros mismo le aportamos día a día. Si yo estudio todos los días con poco sonido, el subconsciente copiará esta actitud y esto se convertirá en una respuesta natural automática y en la forma correcta de tocar, aunque objetivamente y ante el criterio de otra persona más cualificada esté mal. Por lo tanto es el subconsciente el que de alguna forma manda o está por encima de nuestros propios mandatos conscientes. Es por esto por lo que, por ejemplo, apretamos los labios aunque no queramos mientras hacemos un ejercicio de flexibilidad. Esto ocurre en todos los aspectos de la técnica y la interpretación y por eso a menudo nos cuesta cambiar los malos hábitos que hemos adquirido con con un mal estudio o mejorar ciertos aspectos técnicos que nos parecen insuperables.

   Teniendo en cuenta todo esto tiene que haber una forma de estudiar que facilite la nueva asimilación de conceptos y que minimice la "lucha" entre el consciente y el subconsciente. No hay una respuesta única a este dilema pero si que se pueden tratar algunos aspectos que facilitan esta tarea. Entre estos aspectos destacan dos que están muy relacionados entre si: el control sobre un ejercicio y el miedo al fallo.

   Se puede decir que cuando realizamos flexibilidad o escalas hay dos tipos de control sobre el ejercicio; uno es el control que ejerce el subconsciente y otro el control que realizamos conscientemente sobre el mismo. 

   Nuestra "obsesión" por controlar de forma consciente todos los procesos que tienen lugar al tirar el aire en ocasiones es perjudicial pues basamos ese control en conseguir unos resultados sonoros a toda costa. Además, ese tipo de control no se debe realizar al mismo tiempo que realizamos el ejercicio. El análisis sobre el control que debemos realizar se debe hacer antes o después del ejercicio en sí para no bloquear los procesos naturales que deben tener lugar en todo ejercicio. ¡Debemos dejar hacer a nuestro cuerpo! y fijarnos únicamente en las cosas más importantes, como puede ser la libre y relajada circulación del aire (Recordad el trabajo sobre las imágenes mentales y las sensaciones).



   Ciertos autores hablan de "limpieza" del subconsciente queriendo expresar que de alguna manera pueden existir conflictos entre estos dos mundos. Estos conflictos se manifiestan según el grado de similitud entre lo que aporta el subconsciente y lo que aporta el consciente y pueden llegar a producir enfermedades mentales como la esquizofrenia o problemas muy serios que atañen al músico como la distonía focal. Cuanta más conexión exista entre ambos mejor.

   En realidad si se "ensucia" el subconsciente (respuestas automáticas) es porque nosotros mismos lo hacemos con un estudio mal enfocado o con una información errónea. Por lo tanto, y en lo que se refiere exclusivamente al aprendizaje, para lograr una mayor y mejor conexión debemos empezar por conseguir una mejor consciencia siguiendo un orden:


- Adquisición de unos conocimientos teóricos buenos y adecuados.


- Hacer lo posible por realizar los ejercicios desde la base de estos conocimientos.


- Sustituir los esquemas mentales inadecuados que hayamos adquirido con anterioridad o nuestras malas tendencias naturales por los nuevos, que siempre deben ser mejores.


   Los dos primeros puntos se pueden realizar con facilidad, pero donde suelen aparecer la mayoría de los conflictos es en el tercer punto. Para sustituir un concepto que está totalmente arraigado en nuestro subconsciente es necesario ser capaz de distinguir el tipo de control (cons. o subc.) que se realiza en un ejercicio y no tener miedo al fallo.

   Estos dos aspectos interactúan entre si: los esquemas almacenados en nuestro subconsciente nos obligan a realizar un ejercicio de una forma que nosotros intentamos cambiar conscientemente. Y hay que tener en cuenta que estos esquemas ya adquiridos prevalecen sobre los nuevos. Por eso lo natural es que si nosotros intentamos tocar utilizando unos esquemas nuevos fallemos, pues todavía no hay una conexión adecuada y no hemos fijado los nuevos conceptos. ¿Pero, por qué no ocurre siempre esto y nos cuesta tanto realizar los ejercicios sin utilizar nuestras "viejas" tendencias?. Una respuesta a todo esto puede encontrarse en el hecho de admitir el fallo como método para avanzar.

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continuará
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2 comentarios:

Pablo Rod dijo...

excelente articulo

César dijo...

Gracias Pablo. Aún falta una última entrega...